Casi la mitad de los chicos de tercer grado de Argentina tienen serias dificultades para leer

Según un informe difundido esta semana, el 46% de los alumnos de 8 años se ubica en el nivel más bajo de lectura de los cuatro posibles. Pero el porcentaje asciende al 61,5% entre los estudiantes del menor nivel socioeconómico. Una aclaración que preocupa aún más: las pruebas se hicieron antes de la pandemia. Cuáles son las razones y qué dice el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe

Educación 17/04/2023 Giani Giani
lectura_nixos_1.jpg_1756841869

La lectura es, lo tenemos muy claro, un puente directo que nos conecta con el mundo. Y es un factor indispensable en el desarrollo de los individuos como personas y para su inserción en la sociedad. Leer nos aporta conocimientos, mejora nuestra capacidad de discernimiento y comunicación, despierta la curiosidad y es alimento de la imaginación, además de ser la herramienta más sencilla que los estados tienen para garantizarle a su población igualdad de oportunidades: un chico que lee, sea del estrato social que sea, se parará ante la vida de otra manera.

En Argentina, esa construcción igualitaria de habitantes cultos y preparados para afrontar las dificultades del universo actual a través de la lectura cruje. Y así lo demuestra el estudio difundido esta semana por el Observatorio de Argentinos por la Educación, que da cuenta de que casi la mitad de los alumnos de tercer grado de la escuela primaria “no son capaces de localizar información o relaciones presentadas literalmente y realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada”. O sea, no saben leer correctamente.

Para señalarlo con mayor precisión, el 46% de los niños de 8 años que participaron en 2019 del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) de Lectura en 3er grado de Argentina se ubican en el nivel más bajo de lectura (nivel I). La cifra asciende al 61,5% si se mira a los estudiantes del tercil de menor nivel socioeconómico, mientras que desciende al 26,3% entre los estudiantes del tercil de mayor nivel socioeconómico. Y otro apunte no menor: las evaluaciones se hicieron antes de la pandemia, que dejó a millones de chicos fuera de las aulas por casi un año y medio. Lo que permite suponer que la cosa se oscureció aún más.

a-lectura1.jpg_674994428

El estudio
Estos guarismos surgen del informe preparado por Guillermina Tiramonti (FLACSO), Eugenia Orlicki y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación), para el que analizaron los resultados del ERCE de Lectura de 2019 coordinado por la UNESCO y del que participaron 16 países de la región.


De acuerdo al puntaje obtenido, la prueba agrupa a los alumnos en 4 niveles. Al leer textos adecuados a su edad, los alumnos en los niveles II al IV son capaces de al menos localizar información o relaciones presentadas literalmente y realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada. Los alumnos en el nivel I no son capaces de hacerlo.

En Argentina, solo 1 de cada 10 alumnos (14%) se ubica en el nivel de desempeño más alto (nivel IV) en lectura. Para la región, el promedio es 2 de cada 10 alumnos (21%) en ese nivel. En Brasil (30%) y Perú (30,8%), 3 de cada 10 alumnos alcanzan el nivel más alto.

En todos los países que participaron de la prueba, el nivel de aprendizaje de lectura de los alumnos se asocia con el nivel socioeconómico: los estudiantes del tercil más alto obtienen mejores resultados que sus compañeros del tercil más bajo. Eso no quiere decir que todos los estudiantes de mayores recursos obtengan buenos resultados: en Argentina, solo el 26,4% de los alumnos del tercil socioeconómico más alto alcanzan el mejor desempeño en lectura (nivel IV).

a-lectura2.jpg_674994428

Si se hace la comparación con la prueba anterior (ERCE 2013), solo 6 países lograron mantener o mejorar su posición en los resultados de lectura de 3er grado: los mayores avances se registraron en el puntaje promedio de los estudiantes de Brasil (+5,1%) y Perú (+4,7%), mientras que las mayores caídas se dieron en Guatemala (-3,2%) y… en Argentina (-2%). Sí, de Guatemala a Guatepeor.


Algunas posibles razones
Una de las autoras del informe, Guillermina Tiramonti, Magíster en Educación y Sociedad de FLACSO, dijo que le resulta “impactante y grave ese porcentaje del 46% que en tercer grado aún no sabe leer, porque los niños ya pueden aprender a hacerlo en primer grado, lo que significa que se está perdiendo un tiempo enorme en poder adquirir otros saberes. Incluso, si estás en tercer grado y no sabés leer, desde ahí te resultará más difícil aprender porque los docentes que te tocarán más adelante no están preparados para el trabajo de alfabetización, ya que son docentes con otra orientación”.

Y esbozó algunas ideas para explicar este deterioro: “Yo creo que hay varias discusiones que hay que dar: una de ellas es sobre la metodología que estamos usando para alfabetizar a los chicos. Nuestros docentes evidentemente tienen una débil formación en metodología de alfabetización, porque los profesorados no les proporcionan una formación adecuada. El docente no tiene claro qué metodología usar”.

“Por otro lado, la metodología más difundida y sostenida desde el gobierno nacional es el constructivismo, hegemónico en los últimos 20 años, que se presenta como de punta y  aunque tiene muchas aristas interesantes, deposita en el chico y en el ambiente en el que vive la posibilidad de aprendizaje. Y entonces, quienes provienen de los sectores vulnerables, sectores poco escolarizados, tienen mucha más dificultad para lograrlo”, agregó.

Para Tiramonti, el rol del maestro ha sido, es y será clave: “El avance de la neurociencia y prácticas de otras metodologías nos han demostrado que hay que hacer una intervención más clara del docente: no tanto anti-conductivismo, porque si el docente no está presente, el chico no aprende; y quedó demostrado que los chicos aprenden cuando hay una clara relación entre lo que se dice y la letra que ven en el pizarrón. Esa articulación es necesario hacerla para que el chico pueda aprender, y no le estamos dando preponderancia a esa metodología”.

Qué lee el Estado
Ubaldo López, subsecretario de Educación Primaria de la provincia de Santa Fe, admitió que manejan esos y otros datos y que entre las razones, también habría que agregar los errores en las políticas educativas de los últimos años. “Nosotros tenemos esa información y también miramos las pruebas Aprender 2021 para chicos de tercero y de sexto grado. Y hay algo que no es menor: la cancelación de distribución de todos los materiales de lectura que enviaba el gobierno federal entre 2016 y 2019. En esa época no hubo distribución de libros desde Nación: el Plan Nacional de Lectura se canceló, y se frustró la llegada de libros a cada alumno, como sucede ahora. Habría que analizar el impacto que tuvo esa decisión gubernamental en los sectores más desprotegidos, porque es la escuela el único lugar en el que esos niños pueden acceder a los libros”.


El funcionario dijo estar convencido de que “poner libros y habilitar la circulación de lectura y escritura en las escuelas es fundamental para crear comunidades de lectura y desarrollar con las habilidades y competencias necesarias para leer y escribir”.

De todos modos, López cree que “es una responsabilidad especialmente de la escuela, pero toda la comunidad tiene que acompañar. El estado debe hacerlo con políticas públicas que alienten la lectura y asegurando que los libros circulen. Porque necesitamos el soporte, el material: si no, no podemos leer. Si uno lo equipara con una cancha de sóftbol, la base 1 es que haya libros en casa; a partir de ahí, la base 2 es que desde todos los sectores podamos incentivar que los chicos empiecen a leer”.

Pantallas versus libros
En la búsqueda de explicaciones para esta merma en la calidad de lectura de los chicos, que puede estar atada a la baja circulación de textos en manos de los niños del siglo XXI, es licíto analizar la injerencia de las pantallas, omnipresentes en la mayor parte de los hogares argentinos.


Para Guillermina Tiramonti, eso es difícil de mensurar: “No tengo ese dato y no sé si es así. Porque hay una cuestión de impresión y otro de un dato certero. Uno tiene la impresión de que se lee menos, aunque no se computa lo que el chico y el grande leen en la computadora o en otro soporte, como el celular. Son temas que están explorándose”.

El subsecretario Ubaldo López no tiene dudas de la influencia de la tecnología en la vida cotidiana de los más chicos y cree que hay que "combatirla" con más ejemplares impresos: “Por supuesto que hay una cuestión cultural, porque hay chicos muy habituados al uso de las pantallas: por eso necesitamos que los libros circulen para que se puedan familiarizar con ellos y después poder dar el paso siguiente a la calidad lectora. Y finalmente el último, que es que cada chico empiece a elegir qué libro quiere leer”.

Y citó el libro “Culturicidio: historia de la educación argentina”, escrito por el pedagogo chaqueño Francico Romero, donde se establece una relación directa entre la cantidad de libros que cada habitante argentino leyó desde la década del 50 hasta acá y cómo esa no-lectura tuvo su implicancia en el desarrollo del lenguaje, del léxico y de nuevas categorías que permitan decir y contar el mundo. Allí, quizás, pueden hallarse explicaciones a muchas de las desventuras nacionales. 


Por su parte, Tiramonti cree que la sociedad va rumbo a un cambio en las formas de transmisión y comunicación: “Hay que estar preparados para modificaciones muy profundas en la cultura: estamos en un pase de civilización y hoy sabemos que no es sólo la letra la forma de comunicación, sino que lo oral ha adquirido una presencia que se había perdido. La escritura nos transformó en lectores y escritores; ahora pareciera que la imagen y la palabra tendrán mayor presencia, aunque no sé muy bien cómo va a proyectarse eso en el futuro”.

Manos a las obras (literarias)
Ubaldo López enumeró de qué modo intentan hacerles llegar a los a niños la mayor cantidad de libros posible: “Ya el año pasado el Ministerio de Educación de Santa Fe produjo y publicó en disposición uno-uno, es decir un cuaderno pedagógico para cada niño, tres ediciones de cuadernos pedagógicos que nos ayudaron a recorrer el camino educativo junto a los docentes. Y tenemos otra política de trabajo articulada con Nación, que se llama Libros para Aprender, que le otorga a cada alumno de la provincia un libro de matemáticas y un libro de lengua. Y estamos a la espera de otros dos textos literarios para cada chico. Te estoy hablando de dos materiales de lectura que llegan desde Nación más otros cinco de Provincia, lo que significa que estamos sembrando lectura en cada familia”.

“Además, desde este año vamos a pasar a tener el piso de 25 horas semanales, que significará una mejora de cinco horas por semana. Vamos a utilizar una hora para un taller de lectura planificada, que permita conectar un texto con otros textos posibles; otra para un taller de escritura creativa, puesta en vínculo con el taller de lectura, porque cuando los chicos leen les dan ganas de escribir y viceversa; y talleres de matemáticas, de desarrollo de pensamiento científico y computacional, que también los obligará a leer otros materiales”, agregó.

Por su parte, Guillermina Tiramonti cree que “la escuela debe tener la capacidad de personalizar la enseñanza y seguir los distintos ritmos de aprendizaje de los chicos, que en su gran mayoría tienen todas las condiciones para incorporar conocimiento; pero lo que no puede hacer es dejar que sigan en su trayectoria sin aprender nada. Por ejemplo, que en sexto grado los docentes se den cuenta de que el alumno no sabe leer o no puede entender un texto. Para eso es necesario ensayar otras metodologías y hacer un seguimiento de la trayectoria de cada chico”.


Para López, es clave que lleguen a manos de los alumnos los libros citados párrafos arriba. “Es una cuestión de calidad de lecturas, seguramente, pero también es un hábito que se hace con la cantidad; uno es la acumulación de lecturas que realiza y tiene que estar mediada: la escuela es el lugar fundamental donde debe suceder, pero también la familia y la sociedad deben ayudar para incentivarlo”.

“Es un contexto difícil pero no hay mejor lugar para esos chicos que la escuela, por eso hay que cuidarla, hay que cuidar el trabajo de los docentes, hay que valorar el trabajo de las familias que se comprometen con la escuela, y más allá de los intereses políticos que cada uno tenga, hay que resguardar a la escuela como un espacio de paz y de encuentro, en donde lo común se hace posible. Y que pueda posibilitar que docentes, alumnos, el resto del personal, los directivos y la sociedad amasen ahí ese pan de la cultura que únicamente la escuela puede y debe distribuir”, cerró el funcionario.

Te puede interesar
13077e76-614e-4027-bbbb-5a8604a04e70

Paritaria Docente: cuarto intermedio hasta la semana que viene.

Claudia
Educación 18/04/2024

A pedido del ministerio de Economía, se acordó un cuarto intermedio para poder presentar a los gremios una oferta de incremento para el mes de abril que esté acorde a los ingresos de Provincia. El ministro de Educación, José Goity destacó la puesta en marcha del plan Asistencia Perfecta, que otorga reconocimientos mensuales y trimestrales a los docentes que no registren faltas.

Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email