La OMS cambia la estrategia contra el Covid: recomienda no dar más vacunas de refuerzo a la población general

Un panel de expertos sostuvo que las dosis adicionales ahora sólo son necesarias para los pacientes de alto riesgo. Las modificaciones responden al alto nivel de protección registrado por la mayoría de los países bajo monitoreo.

Salud 28/03/2023 Claudia Claudia
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Expertos en vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron hoy que las vacunas de refuerzo contra el Covid-19 ya no sean administradas para la población que no sea de grupos de alto riesgo, dado el alto nivel de inmunización alcanzado por las poblaciones en numerosos países.
Según explicaron los referentes, la necesidad de una dosis de refuerzo, entre seis y 12 meses después de la anterior, se mantiene solamente en colectivos que incluyen personas mayores, inmunodeprimidas y trabajadores sanitarios.

Por primera vez, estos expertos del Grupo Asesor Estratégico de Expertos de la OMS en vacunas (SAGE) dividieron a la población en tres grupos de riesgo (alto, medio y bajo): la necesidad de nuevas dosis de refuerzo se mantiene solamente para el primero, que comprende los tres colectivos citados.
"Es un reflejo de que gran parte de la población está ya vacunada, se ha infectado con Covid-19, o ambas cosas a la vez", indicó Hanna Nohynek, presidenta del SAGE.
Para las personas con riesgo medio de Covid-19 (adultos de menos de 60 años y niños o adolescentes con determinados problemas de salud) el SAGE recomienda únicamente una primera dosis completa de la vacuna más otra de refuerzo pasado el plazo necesario (algo que en muchos países ya se completó en 2022).

"Aunque los refuerzos adicionales son seguros para este grupo, SAGE no los recomienda de forma rutinaria, dados los retornos comparativamente bajos para la salud pública", completaron.

En el grupo de bajo riesgo (niños y adolescentes) SAGE reconoce los beneficios que las vacunas y dosis de refuerzo pueden tener en su prevención, aunque recomienda reconsiderar su inmunización.

"El impacto en la salud pública de vacunar a niños y adolescentes sanos es comparativamente mucho menor que los beneficios establecidos de las vacunas esenciales tradicionales para niños, como las vacunas conjugadas contra el rotavirus, el sarampión y el neumococo", completaron.

En cuanto a los bebés, SAGE destaca que "la carga de Covid-19 grave en menores de 6 meses sigue siendo más alta que en niños de 6 meses a 5 años". "Vacunar a las personas embarazadas, incluso con una dosis adicional si han pasado más de 6 meses desde la última dosis, las protege tanto a ellas como al feto, al tiempo que ayuda a reducir la probabilidad de hospitalización de bebés", agregaron.

"Cada país debe considerar su contexto específico a la hora de decidir si seguir vacunando grupos de bajo riesgo tales como niños y adolescentes sanos, mientras no comprometa otras inmunizaciones cruciales", destacó Nohynek dentro de la conferencia de prensa.

Según el informe, países como Argentina —que ya tienen una política para refuerzos adicionales— "deben evaluar la necesidad en evolución en función de la carga de enfermedad nacional, la rentabilidad y los costos de oportunidad", concluyeron.

En las reuniones también se analizaron los programas globales de vacunación contra otras enfermedades, caso de la malaria, donde una de las primeras vacunas diseñadas contra ella, la RTS,S, está siendo probada en Ghana, Malaui y Kenia desde 2019.

La vacuna ha mostrado una sustancial reducción en casos graves de la enfermedad entre niños, destacó SAGE, quien indicó que otros 28 países han mostrado su interés en introducir este producto en sus redes sanitarias.

Los expertos mostraron, por otro lado, preocupación por la reducción que la pandemia ha producido en los programas de vacunación contra el sarampión, con unos 25 millones de niños afectados por ello, lo que ha causado la tasa de cobertura más baja desde 2008.

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