Etiquetado frontal: instan a elegir los productos con menos sellos

Ignacio Porras, uno de los impulsores de la ley, destaca que al exhibir los excesos de nutrientes críticos, se puede optar si conviene consumir un alimento envasado o cambiarlo por otro con menos etiquetas. Remarca que la norma introduce importantes políticas públicas, pero considera que su implementación y el otorgamiento de plazos fueron poco claros.

Salud 27/03/2023 Giani Giani
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En las góndolas de los supermercados ya se puede ver una gran cantidad de marcas con el "sello negro" que alerta sobre el contenido con excesos de grasas, azúcares, sodio o calorías en los alimentos y bebidas envasados. Lo que en principio aparecía a cuentagotas en los packagings, se aceleró en el último tiempo. Es que el 16 de febrero venció la fecha de prórroga que pidieron los fabricantes para cumplir con este requisito introducido por la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como Ley de Etiquetado Frontal.

Ahora que el consumidor está advertido por los impactantes sellos octogonales sobre los excesos que trae ese producto, viene la instancia de autorreflexión frente a las estanterías: ¿lo compro igual?, ¿elijo otro?, ¿y si mejor no lo llevo?.

El licenciado en Nutrición, Ignacio Porras, presidente de la Fundación Sanar e impulsor de la ley nacional, estará el jueves 30 en Santa Fe para dictar una charla, a las 18.30, en el Foro Cultural de la UNL, junto a otros disertantes, organizada por el espacio Creo. 

Si bien aclaró que "la gente no deja de consumir determinados productos", consideró que lo que sí hace es "elegir dentro de la misma gama aquellos que menos cantidad de sellos tengan". Y ejemplificó: "Si tengo opciones de galletitas dulces con cuatro sellos, con tres sellos o con dos, puedo elegir la que tiene dos y voy a tener una mejor nutrición o un menor riesgo que si me como la que tiene cuatro".

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"Ese es un poco el sentido de la ley cuando uno quiere comer igual de esos paquetes: tratar de poder elegir lo menos nocivo dentro de lo nocivo, porque que tenga dos sellos significa que igual me sigo exponiendo al riesgo del consumo de un exceso en particular", amplió.

El organismo que determina los parámetros de exceso de nutrientes críticos introducidos en la normativa argentina es la Organización Panamericana de la Salud (OPS). "No es un antojo ni un capricho esa definición; todo producto que haya sido envasado por fuera de los ojos de un consumidor, corresponde que esté etiquetado si tiene exceso de nutrientes críticos que desestabilizan o desbalancean su dieta", aseguró.

Importancia para la salud

Porras fue dejando caer cifras por demás de alarmantes: "8 de cada 10 adultos tienen malnutrición por exceso"; "4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes tienen malnutrición por exceso"; "en Argentina se está viendo con mayor frecuencia diabetes tipo 2 en niños, una enfermedad que antes era más de los adultos"; "solamente el 6% de la población argentina ingiere las 5 porciones de vegetales y frutas recomendadas al día"; "en Argentina cada habitante consume 192,3 kilos de productos procesados por año".

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Por todo esto es que el nutricionista sostiene que la Ley de Etiquetado Frontal es una norma "importante" dado que "promueve una alimentación saludable, con varias medidas que no se terminan solamente en el etiquetado frontal, y con las que se busca dar respuesta a esta serie de problemas que presenta la población argentina". Y añadió que "las enfermedades crónicas no transmisibles como las cardiovasculares, cerebrovasculares y el cáncer están siendo las principales causas de muerte en Argentina y, en muchos casos, tienen que ver con cómo comemos".

Cuidado del entorno escolar

Una de las políticas públicas que promueve la Ley 27.642 tiene que ver con que dispone que aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia no puedan ser vendidos ni promocionados en los establecimientos educativos ni tampoco ser objeto de publicidades dirigidas a niñas, niños y adolescentes.

"Algo parecido a lo que sucede con la 'ley antitabaco' para preservar lugares libres de humo, es lo que se busca aplicar con el cuidado de los entornos escolares. Y para eso está prohibido que en los kioscos de las escuelas se vendan productos que tengan sellos. Es decir, si un chico quiere una gaseosa azucarada deberá ir al negocio de la esquina a comprarla, pero no va a ser proporcionada desde la escuela", explicó Porras. Y dijo que en el mismo sentido se pretende que los comedores escolares no sirvan almuerzos elaborados con ese tipo de ingredientes.

El nutricionista añadió que esto se debe a que un importante porcentaje de escuelas facilitaban el consumo de bebidas azucaradas. "Entonces teníamos nenes, de acuerdo a una encuesta escolar nacional, que entraban sanos a la escuela y salían con malnutrición por exceso, o bien ya entraban con sobrepeso u obesidad y salían con su cuadro agudizado al finalizar el ciclo lectivo. Esto nos daba la pauta de que la escuela no era un ámbito propicio para la alimentación saludable", aseguró.

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