Un paseo por el bus turístico: cómo es ver la ciudad de Santa Fe desde una "terraza móvil"

Hay turistas de Buenos Aires, Córdoba y otras provincias que ya se sumaron. La propuesta permite ver los sitios históricos de la capital desde un ángulo alto, algo a lo que no se accede ni en auto ni caminando. Aquí, una experiencia desde el Puerto y el casco histórico hasta la Costanera.

#TENDENCIAS 15/01/2023 Giani Giani
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"¡Cuidado con las ramas!", advierte Lorenzo, el guía, más conocido como "El Chimi santafesino". Lata de cerveza en mano, gafas, bermuda de jean y remera "rocker", es lo más parecido a un showman de 30 años: va contando la historia de la ciudad de Santa Fe de forma desacartonada y graciosa, pero siempre en tono respetuoso. Todo ocurre en la parte alta de uno de los dos buses turísticos que recorren los lugares con más historia de esta bendita capital, a la que cuanto más se la conoce, más se la quiere.

El punto de salida es el Dique I del Puerto local, a la hora 19, cuando el sol empieza a amainar y esconderse, y los dos micros van atestados de gente: no hay más lugar. Lo curioso de esta propuesta para hacer turismo aquí -impulsada por el municipio y una empresa local- es que invita a mirar la ciudad y su historia desde otro ángulo, impedido acaso para la visión del conductor apresurado, del ciclista y del peatón. Ese ángulo está dado por la altura de cada bus, la cual facilita ver, desde arriba, aquello que la cotidianeidad nos niega.

Entonces, aparecen las ramas que acarician el micro, que son las ramas del generoso arbolado urbano, y hasta uno puede sentir la frescura de la vegetación; las ornamentaciones de la fachada Casa de Gobierno; la campaña alta de la iglesia donde dicen que durmió una noche Manuel Belgrano; el balcón de una antiquísima casona de Barrio Sur, marcada por el sol; el óxido de una vieja barcaza del Puerto; el camalotal de la Setúbal y en la cúpula lumínica del Faro, que está ahí sólo a los fines "decorativos". El listado es demasiado extenso.

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Dentro del bus, había paseantes de Buenos Aires, Rosario, de Córdoba -éstos tenían "encanutada" una botellita de fernet, tal la tradición de la Docta-, de Corrientes y Santiago del Estero, hasta de Jujuy. Pero claro: además había turistas ocasionales de la ciudad, bien santafesinos: en sus manos corrían las latitas de cerveza frías, porque el calor es el calor. (Cabe aclarar que en el bus no se venden bebidas alcohólicas ni se permite fumar, pero quienes lo hagan puede llevar lo que van a tomar o comer, eventualmente.)

Pero también estabán aquellos más moderados y tradicionales, con el equipo de mate. Gente de todas las edades. "El Chimi" hablaba y las risotadas se multiplicaban. Iban simplemente contando algunas anécdotas. El recorrido había comenzado.

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