Demasiado joven para morir, demasiado vieja para trabajar: vacunaba contra el covid y quedó sin nada

Tiene 57 años, es farmacéutica y fue convocada desde el inicio de la campaña frente al coronavirus para hacer testeos e inmunizar a la población, a través de un contrato que se venció el año pasado. Mientras al resto les renovaron, a ella le negaron la posibilidad por ser mayor de 49 años

Información General 23/03/2023 Giani Giani
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Una trabajadora de la salud que se desarrolló tareas en la campaña de vacunación contra el covid-19 denunció que la provincia no le extendió el contrato laboral por ser mayor de 49 años.

La mujer es farmacéutica y fue convocada apenas empezó la campaña de vacunación. Según contó, firmó un contrato por dos meses, que se extendió a dos años. Trabajó en los vacunatorios instalados en La Rural, El Portal, centros de salud y luego hizo un rastrillaje por distintos barrios (La Lata, Cabin 9, Villa Banana) con campañas de covid, sarampión, paperas y rubéola. Los fines de semana trabajaba en el Acuario y en otros eventos provinciales con campañas de vacunación, test de VIH o sífilis. También estuvo en la plaza San Martín con testeos, aplicación y preparado de vacunas. Junto con dos compañeros preparó entre 200 y 300 ampollas de vacuna Pfizer por turno trabajado.

Según contó la trabajadora, desde el Ministerio de Salud los citaron para agradecerles las tareas desempañadas y les informaron que el 29 de diciembre era el último día de trabajo. Al tiempo, desde Salud informaron que la campaña continuaba por un año más y convocaron a sus compañeras y compañeros, pero a ella no. Cuando consultó los motivos, le respondieron que la provincia no quería monotributistas, que sólo continuaban trabajadores con contrato. Y que ella, con 57 años, superaba la edad límite, que es 49 años. La mayoría de los jóvenes de hasta 31 años fueron reubicados en distintos lugares públicos.

“Lloré mucho, me sentí muy mal. Aún hoy me siguen escribiendo mis compañeros para que pase a saludarlos y no puedo. Siento bronca porque dejé fines de semanas, el día de la madre o del padre para trabajar porque los jóvenes no querían asistir los fines de semana porque tenían un sueldo y a mí me pagaban por día”, contó la profesional.

En paralelo, intentó presentar un proyecto al municipio para enseñar técnicas de tejido en telar pero le respondieron que era sólo para menores de 35 años. El mismo rechazo experimentó en varias entrevistas para trabajar en farmacias. “En algunas entrevistas céntricas me decían que estaba más cerca de la jubilación que de un trabajo”, cerró.

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