El porque del laboratorio provincial no puede abastecer a las farmacias para que haya repelente para todos

Guillermo Cleti, director del Laboratorio Industrial Farmacéutico, explicó que trabajan a todo vapor y casi sin respiro para llegar a 16.000 frascos semanales destinados a la atención en hospitales públicos de personas con fiebre o diagnóstico confirmado. Y comentó cuáles son las limitantes que impedirían hacerlo universal. También destacó las bondades de tener un laboratorio público y cuál es el próximo gran objetivo

Provinciales 14/04/2024 Claudia Claudia
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Mientras la población de Rosario asiste con preocupación a la proliferación de casos de dengue, que se multiplicaron por cinco con respecto al año pasado, y espera que en algún momento el otoño genere las condiciones climáticas para disminuir la reproducción del mosquito, en las farmacias de la ciudad el producto más buscado (y menos encontrado) es el repelente.

Ya es un escenario común preguntarle de lejos al farmacéutico si por esas casualidades llegó y quedó algún frasco sin vender, y si eso ocurre gastar un monto de dinero superior al valor relativo que históricamente ha tenido ese producto, inflado por la necesidad y la escasez, dos factores que hacen que el mercado se frote las manos y que el precio pique y salte en un trampolín (y desafíe las leyes de la gravedad, vaya a saber uno hasta cuándo).

Esa faltante de repelente en la provincia, herramienta de lucha clave contra el aedes tanto como el descacharrado hogareño, las campañas de concientización/prevención y la vacunación (aunque esta última adquirirá trascendencia en la provincia a partir del próximo invierno), ha provocado que el Laboratorio Industrial Farmacéutico acelere su propia producción para, al menos, dejar cubiertas las necesidades en los hospitales públicos, proteger a los ya contagiados y bloquear a su entorno para contener el avance de la epidemia.

“Cuando hace algunos años se veían números que daban a entender un crecimiento de casos de dengue, nosotros implementamos la producción de repelentes. Tras el cambio de gestión a fin de año pasado, pudimos hacernos de los insumos (a los que nos costó acceder por cuestiones financieras) y hoy estamos teniendo una producción de 2.800 frascos diarios. Eso nos permite llegar a 16.000 semanales, con lo que vamos atendiendo los casos febriles o con diagnóstico confirmado de dengue en los centros de salud públicos”, dijo Guillermo Cleti, director del Laboratorio Industrial Farmacéutico.

“Lo que buscamos es apuntalar la estrategia que tiene el Ministerio de salud, que hace hincapié en el trabajo en territorio, y nosotros apoyar con la producción de repelente que se receta para el paciente que tiene síntomas febriles o es caso confirmado, al que buscamos bloquear para que no sea fuente de contagio tanto él como todo su entorno, sobre todo personas que tengan alguna comorbilidad o el sistema inmunológico deficiente y estén en mayor riesgo”, añadió.

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¿Por qué no llega ese repelente a las farmacias?

Ante la consulta de por qué parte de esa producción no se destina a las farmacias provinciales para que el resto de los santafesinos podamos hacernos de un producto clave para evitar las infecciones, el también farmacéutico y docente de la UNR explicó: "No está pensado de esa manera y aún si quisiéramos, no estaría en nuestra capacidad. Damos abasto a dar esta respuesta aún trabajando en doble turno. Y si deseáramos aumentar un turno más de producción, también tendríamos la limitante de los insumos. Así que no es posible”.

“Todos los productores de repelente nos estamos disputando los insumos, porque la materia prima (DEET) es de origen chino, pero también son importados los insumos plásticos, que hay que pagar por anticipado, algo que no es fácil para los presupuestos públicos. Así que sería realmente difícil hacerlo universal. Sí estamos buscando que haya cada vez más. Por ejemplo, el fin de semana pasado estuvimos trabajando en laboratorio para tener la materia prima liberada y el lunes continuar la producción”, agregó.

Cleti expuso lo dificultoso que se hace contar con la N-Dietil-meta-toluamida, el ingrediente más habitual para repeler insectos y evitar las picaduras: “Es una gestión administrativa que venimos haciendo de manera constante. El lunes pasado recibimos una cantidad de kilos que teníamos reservados desde hace meses, porque hasta ahí estuvimos produciendo con un sotck de droga remanente del año pasado. Y ahora estamos esperando un ingreso de 4.000 kilos más de droga que llegará en 15 días. Los tiempos de importación son esos. Por suerte la cuestión de fondo está salvada porque tenemos el respaldo total del gobierno”.

La importancia de contar con un productor de medicamentos provincial

El director del Laboratorio, que empezó a funcionar en 1947 para satisfacer la demanda interna pero recién en 1987 fue reconocido por ley en la Legislatura Provincial, comentó que “el cien por cien de la producción del Laboratorio está destinada a los más de 700 centros de salud con los que cuenta el sistema de salud pública provincial”. Y que la capacidad ociosa, cuando existe, “destina la producción fuera de la provincia, pero siempre entregando el excedente a otras jurisdicciones que tengan sistema público de salud”.

Acerca del dinero que la producción propia de medicamentos provinciales permite ahorrarle al gobierno, que de no existir el LIF debería salir a comprar todo lo necesario a laboratorios privados, Cleti respondió: "En el caso nuestro siempre planteamos que fabricar sus propios medicamentos le cuesta al Estado provincial, en promedio, un 25% de lo que le costaría adquirirlo con un precio de lista en una farmacia”. Es decir, un ahorro del 75% mirando ese valor de referencia.

De todos modos, Cleti subrayó que “el verdadero valor del Laboratorio es intangible. Porque aquí lo mejor es que el Estado conoce de medicamentos y a través de eso puede dirigir su política: sabe de costos, si conviene comprarlos, producirlos o importarlos. El gobierno toma la decisión de conocer de ese tema y por eso hay personal formado que permite tener un pool de soluciones. El LIF también es comprador, y por eso no sólo se produce sino que también se pueden hacer compras de medicamentos conociendo el mercado de las materias primas y de las importaciones, lo que aporta para tomar las mejores decisiones”.

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La primera provincia es producir antibióticos con ácido clavulánico

Además del repelente, el LIF tiene una copiosa producción de antibióticos, antihipertensivos, antiespasmódicos, antiparasitarios, analgésicos opioides, agentes uterotónicos, antiprogestágenos, analgésicos antifebriles, corticosteroides, hipoglucemiantes, hipolipemiantes, antipsicóticos, tuberculostáticos, pediculicidas, escabicidas, anticonceptivos, antibacteriales, anticonvulsivantes y más, hasta un protector solar. Pero también existe parcialmente otra área, la Planta Unificada de Sólidos Betalactámicos y Ácido Clavulánico, cuya construcción quedó paralizada en un 67% desde 2022 y que la gestión actual aspira a culminar en breve, lo que marcará un hito nacional para el Laboratorio Industrial Farmacéutico.

“Históricamente el LIF produce antibióticos betalactámicos, que son los conocidos como amoxicilina o cefalexina, que se usan en infecciones respiratorias, de piel, de riñón o infecciones bacterianas. El ácido clavulánico asociado a la amoxicilina permite luchar contra las bacterias que a su vez luchan contra el antibiótico, porque la bacteria genera resistencia y le da pelea. El ácido clavulánico ataca una parte de una encima que liberan esas bacterias como defensa y sirve para evitar la resistencia bacteriana, un gran problema a nivel mundial que ha generado el mal uso de antibióticos. El ácido clavulánico nos da un plus, porque en comparación con otros antibióticos es más completo”, explicó el doctor Cleti.

“Esta novedad de la inversión nos va a permitir terminar esta obra para ir por uno de los objetivos más importantes, que es hacer el ácido clavulánico en un laboratorio público”, se entusiasmó, ya que se trata de una sustancia que requiere altos niveles de acondicionamiento y tratamiento ambiental para su manipulación.

Y acerca de los próximos desafíos que aparecen en el horizonte del LIF, Cleti enumeró: “En algún momento medimos que la producción del LIF impactaba en el sistema inicial de atención en un 90% de las unidades que se consumían. Es decir, comprimidos, frascos, etcétera. Va a ser muy difícil impactar más allá de ese porcentaje, pero tenemos que empezar a caminar en el segundo o tercer nivel de salud, con los pacientes que están internados, con los que se usan otros medicamentos y a los que debemos apuntar para que nuestro impacto en la economía sanitaria sea aún mayor”.

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