"¡Lo fui a buscar al Corralón Municipal!": el olvido del auto en tres testimonios insólitos

Un hombre confesó que una vez se olvidó adónde había estacionado su coche, y creyó que se lo había llevado la grúa: hasta salió a buscarlo con un remisero. Otro anduvo corriendo por las cuadras de una manzana, casi seguro de que le habían robado el auto. Relatos detrás del olvido más urbano (y humano) de todos.

#TENDENCIAS 09/01/2023 Giani Giani
9vnov9hK5_1300x655__2

Muchas son las historias detrás de ese lapsus momentáneo de "dónde dejé estacionado el auto". Se pudo dar con tres relatos, acaso insólitos por las peripecias que debieron vivir estos ciudadanos "olvidadizos", todos con residencia en la ciudad de Santa Fe. Por suerte, sus respectivos coches fueron felizmente encontrados.

Quizás la narración más graciosa por las circunstancias vividas es la de Joaquín (50). El muchacho admite que fueron muchas las veces que se olvidó dónde había dejado su auto estacionado. Pero el colmo ocurrió un día en que salió del trabajo: "Cuando llegué al lugar donde había aparcado mi vehículo (estaba 100% convencido de que estaba allí, no había otra opción), no estaba. Primero pensé que me lo había llevado la grúa...", narra.

Joaquín tomó un taxi hasta el Corralón Municipal: "Entré. Hablé con los encargados y me juraron que no había ingresado ningún auto como el mío. Pegué la vuelta en un remís y recién ahí comencé a dudar de mi cerebro. Dimos varias vueltas por las manzanas con el remisero hasta que, finalmente, encontré mi auto. Creo que en mi cabeza me habían quedado registrados los movimientos del día anterior y se habían borrado los demás", saca la conclusión de por qué le pasó este episodio.

"Creí que me lo habían robado"

"A la pregunta de dónde dejé el auto me la hice cientos de veces, mayormente al salir del trabajo", cuenta Ignacio (38). Su anécdota es la siguiente: "Una vez fui a jugar un turno de Fútbol 5 en una cancha del sur de la ciudad. Cuando terminamos el partido, me dirigí hacia donde yo creía que había estacionado mi coche. Pero para mi sorpresa, allí no estaba. Caminé una cuadra para un lado, otra cuadra para el otro… Ya me empezaba a impacientar".

Sus compañeros de fútbol lo ayudaron a buscarlo: "Me preguntaron si mi auto tenía alarma, pero aún yo no se le había instalado. Fue allí cuando la impaciencia me ganó: empecé a correr un poco desesperado por una cuadra, luego por otra, pero siempre dentro de la misma manzana. Ahí empecé a pensar con fuerza que me habían robado el auto. Hasta que se me ocurrió dar una vuelta en otra manzana, y a lo lejos vi que salí una traffic blanca y grande: detrás estaba mi auto. Fue un olvido mío, nadie me lo cambió de lugar", dice, y se le escucha una risotada.

A Javier, otro ciudadano santafesino que promedia los 40 años, su personalidad metódica y siempre cuidadosa una vez le jugó una mala pasada. "Yo siempre dejo el auto en un determinado lugar: allí lo estaciono. Una vez, ese lugar estaba ocupado por otro coche. Entonces, lo tuve que ubicar en otra dársena. Era una reunión de padres de la escuela. Cuando salí, fui al lugar de siempre: '¡Ay, no está mi coche!', exclamé", relata. Empezó a hacer memoria. Estuvo un largo rato hasta que se acordó. Con el despiste se llevó un pequeño susto.

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email