Adiós a un grande: a los 93 años murió el compositor argentino Lalo Schifrin, que triunfó en Hollywood desde los años 60

Aunque mucho no se sabía de él en los últimos tiempos dada su avanzada edad, una circunstancia que lo había alejado de los estudios y los sets más allá de tratarse de un clásico de décadas, Hollywood despide por estas horas al talentoso músico y compositor argentino Lalo Schifrin, que murió este jueves a los 93 años.

El deceso se produjo en Los Ángeles, Estados Unidos, donde residía desde hace décadas, a raíz de complicaciones por una neumonía que lo mantuvo internado hasta su muerte.

El talentoso artista, que se fue del país muy joven, consolidó una carrera internacional que lo colocó entre los compositores más destacados del cine y la televisión a nivel planetario. Uno de sus mayores legados fue la creación del tema principal de la saga Misión Imposible, cuya melodía distintiva con ritmo sincopado se convirtió en un símbolo de la serie y, posteriormente, de la franquicia cinematográfica que llega hasta la actualidad.

Además de este hito de la composición que catapultó a la fama internacional, Schifrin puso su sello inconfundible a otros grandes títulos como Harry el sucio, Bullitt, The Cincinnati Kid, Mannix, Starsky y Hutch y Tango, del realizador español Carlos Saura.

Nacido en Buenos Aires el 21 de junio de 1932, animado por su padre, violinista sinfónico, Lalo comenzó a tocar el piano a los 6 años, cuyo primer maestro fue Enrique Baremboim, padre del pianista y director de orquesta Daniel Baremboim. Cursó el colegio secundario en el Nacional de Buenos Aires y en 1952 viajó a Francia para estudiar en el Conservatorio de París y participar de la vida jazzística nocturna parisina.

Tras regresar a Buenos Aires, Schifrin formó una big band. En 1956 conoció al trompetista Dizzy Gillespie, que venía acompañado de Quincy Jones; ambos compartieron un encuentro fortuito en el que improvisaron junto a Schifrin y su joven amigo, luego leyenda, Astor Piazzolla.​

Gillespie le encargó que escribiera para él. El trabajo fue una suite de cinco movimientos, titulada Gillespiana, que terminó en 1958, el mismo año en el que se convirtió en el arreglista del músico español Xavier Cugat.

En 1960 se trasladó a Nueva York y se unió al quinteto de Gillespie que, tras grabar Gillespiana, obtuvo un gran éxito. De este modo, Schifrin se convirtió en el director musical de Gillespie hasta 1962.

A partir de ese año se centró en su carrera como compositor y director, casi siempre con una orientación de jazz latino y de bossa nova.  Aceptó, además, en 1963 su primera colaboración con el mundo del cine y así se trasladó a Hollywood, consiguiendo grandes éxitos con sus temas para series como la referida Misión Imposible a la que le puso música en su debut de 1966.

Como músico de jazz, escribió la suite Jazz Mass en 1965, y se aproximó al jazz-funk con su disco de 1975 Black Widow. En 1985 recibió el Premio Konex  Diploma al Mérito como uno de los mejores jazzistas de la Argentina y continuó con su trabajo para el cine a lo largo de la década siguiente.

El compositor grabó, además, una serie de discos de jazz orquestal llamados Jazz Meets the Symphony, y se convirtió en el principal arreglista de Los Tres Tenores, lo que suscitaría su interés por la música clásica.

En 2016, la Cinemateca Francesa le rindió tributo con la edición de The Sound Of Lalo Schifrin, una caja de cinco CD. Además, fue el invitado especial de la tercera edición del Festival de Cine y Música de Películas de La Baule, con un concierto en su honor. “Yo tengo un don. No sé quién me lo dio, pero tengo mucha suerte: a veces, veo una imagen y ya me imagino la música”, dijo Schifrin en un reportaje en el que dejó en evidencia su inocultable talento.

A lo largo de más de más de 60 años de carrera, creo en total más de cien piezas musicales y ganó un Oscar honorífico a la trayectoria en 2018, que recibió muy emocionado.