Era en abril: veteranos harán este martes en el Parque Nacional a la Bandera su Vigilia de homenaje a los caídos y a todos los héroes de Malvinas

Desde las cinco de la tarde habrá escenario con músicos de Rosario y la región y también “invitados especiales”. Y carpas de distintas instituciones y organizaciones en un recorrido por la memoria al que, como cada año, se suman tatuadores. Y además de la Causa Malvinas estará presente la pelea por otra soberanía: la del río Paraná

Información General31/03/2025ClaudiaClaudia
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“Empezó como un como una juntada de cuatro locos, digámoslo así. Cuatro locos que quisimos homenajear a nuestros compañeros caídos en Malvinas esperando las 12 de la noche, tocando una guitarrita, y después cantar el Himno en nuestro Cenotafio. Empezó como eso, y es un monstruo ahora. Ahora es un monstruo”, se emociona Omar Di Benedetto. Veterano de la guerra del Atlántico Sur, en 1982, “Omar”, como todos lo conocen, es 43 años después, el tesorero del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario. “Pero no importa el cargo, todos ponemos el hombro por igual, todos hacemos todo”, aclara a El Ciudadano, pero admite que él coordina una de las acciones que más reconocimiento general le han reportado al centro local de veteranos, entre sus organizaciones hermanas: la cocina de campaña, que da raciones de comida y una bebida caliente en todos los otoño y todos los inviernos a quienes pasan frío en la calle, porque ahí viven, y a los que también carcome el hambre en sus casas, que –lamenta– son cada vez más. Abril es, para cada ex combatiente –y también para decenas de colaboradores que con los años se fueron sumando a la institución– el mes bisagra: en cuestión de días la cocina se pondrá en marcha de nuevo. Pero antes, este martes, como todos los 1º de abril, se volverán a hermanar en el ritual que ahora es “monstruo”, la Vigilia hasta las 12 de la noche, para cantar el Himno, ya con millares de voces, en el primer minuto del 2 de abril, el día del desembarco de las fuerzas nacionales en las islas, el territorio nacional ocupado por Gran Bretaña.

Di Benedetto agradece, y agradece mucho. Importante artistas de Rosario y la región estarán en el escenario desde las cinco de la tarde, en esas horas de homenaje y reconocimiento a quienes quedaron en Malvinas, y también a quienes pudieron regresar con vida de las islas. A los artistas les pagan, sí, pero Omar dice que todas y todos –que además grabaron un spot de invitación– le dijeron que si tenían que ir gratis, iban gratis.

Y le agradece también a provincia y municipio: “Se portaron. Nos dieron todo”, dice. Y asoma una certeza, que atraviesa a toda gestión y todo color político que ocupe la Casa Gris y el Palacio de los Leones: Malvinas es una causa nacional, y así se fue embanderando, lentamente, desde aquel invierno de 1982, después de la derrota y la rendición, en el que la dictadura militar que ocupaba el gobierno escondió a los soldados sobrevivientes.

Ahora son más que visibles en esta nueva Vigilia que les rinde homenaje, no solamente habrá música. “Artistas locales y nacionales y una zona de carpas para recordar a los héroes de Malvinas”, dice la invitación oficial, que anuncia las actividades preparadas y quiénes pasarán por el escenario. Están confirmados La Vanidosa, Cielo Razzo, Lele Lovato, Los Vándalos, Amapola, Oropel, Oasis, Escape Libre, Baguales, Noke, y también “invitados especiales”.

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En tanto, en otro sector se montarán los “Espacios para la memoria y la reflexión”, con carpas: una ya es tradicional, “Malvinas en la Piel”, donde estarán las y los tatuadores; otra es “Malvinas en las escuelas”, con material educativo. Pero también habrá carpas del Pami, la obra social que cubre a los veteranos; de la Universidad Nacional de Rosario; de Generación Malvinas, hijos e hijas de los veteranos, nacidos en democracia, y la carpa de quienes libran hoy una nueva batalla, sin armas, por la soberanía: las multisectoriales Foro Patriótico y Popular, y Foro por la Recuperación del Paraná. Y finalmente estará la carpa del propio Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas, cuya sede está en Ayacucho 1477.

La conducción de la jornada, desde el escenario estará a cargo Anabel Barboza, Marcelo Mogetta, Painé Nocetti y Walter Basualdo, reconocidos periodistas locales

“Y va a estar linda. Siempre son lindas, porque vienen amigos. Van más allá de una Vigilia, de un acto. Compartir con amigos este tipo de tipo de cosas, para nosotros es es algo muy emocionante porque son sentimientos encontrados nuestros, de que recordamos a nuestros compañeros que se que quedaron en Malvinas y los que se están muriendo. Durante años años se nos están muriendo un montón acá”, dice Omar. Y parece difícil, o más, llegar a comprender todo lo que los atraviesa para alguien, para cualquiera, que no fue a las islas, que no combatió, que no sufrió el hambre, el frío, el miedo, esa guerra.

“La mayoría que se han muerto acá eran partícipes de esta Vigilia; eran feriantes, colaboradores”, los recuerda Di Benedetto.

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Hasta que den las doce
El Estado nacional, en su sitio argentina.gob.ar reconoce siete centros de veteranos en Santa Fe: cuatro de ellos están en la capital provincial, y los restantes en Reconquista, San Lorenzo y Rosario. Por ello las Vigilias también son reencuentros: Di Benedetto cuenta que los veteranos de San Lorenzo viene, al igual que los de Arroyo Seco, los de Villa Constitución. Lo que hoy es un megaevento, Omar recuerda cómo comenzó, pero ya no sabe cuándo: le calcula “más o menos 20 años”. Sí rememora que en esos orígenes llegaron a hacer una vez una parodia: “Un buque inglés, y lo quemamos”.

Por eso reconoce y agradece a quienes a lo largo de los años se comenzaron a sumar, hicieron propia la Causa Malvinas, pero además le pusieron ganas a todas las actividades del Centro. Menciona a Fran, que se sumó “cuando era chico”, y hoy “se pone la Vigilia al hombro”.

“Porque esto lleva mucho más que la plata: lleva mucho tiempo, mucho desgaste mental, más que físico”. Y reconoce y menciona la mano tendida de las y los músicos, cuenta que uno de los “Baguales”, que “se vienen de Santa Fe a tocar acá”, es además contador del Centro de Ex Soldados Combatientes.

“No es poco, no es poco, eso quiere decir que estamos haciendo bien las cosas nosotros. Porque acá no hay nada raro, todo se hace de corazón, de garra, se hace con esfuerzo”, remarca Di Benedetto.

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Otra vez en guerra
La cocina móvil de campaña es una de las tareas solidarias más reconocidas a los veteranos de Malvinas. Cada invierno se la puede ver en las calles de la ciudad, y haciendo sus paradas en puntos clave, donde la esperan, forman fila. A Omar lo emociona pero también lo desvela: está a cargo de la logísica, de las compras de los insumos para cocinar. Y ahí se planta: va a usar la palabra “dignidad” y va a referir que no compran “los fideos más malos, que se pegan todos”, ni la carne más barata, ni nada de que sea cuestionable. Que las personas que reciban la ración, van a comer un plato de calidad, con lo mejor que les puedan cocinar.

Di Benedetto reconoce que sin la Municipalidad no podrían hacer lo que hacen todos los años desde abril hasta que el frío deja de apretar. Y tampoco sin la provincia, agradece el Estado presente, porque –advierte– “viene dura la mano”.

“¿Sabes cuál es la diferencia ahora con las veces anteriores? Antes había muchachos en la calle, personas en la calle. Ahora hay familias enteras, eso es lo más triste. Por ejemplo, en la plaza López hay un muchacho, con la mujer y dos nenas. Siempre hubo gente que pedía, que cuidaba autos; ahora ya son familias o mujeres jóvenes con chicos”.

Omar cuenta que con la cocina llegaban a repartir 350, 380 raciones. Pero que en los últimos tiempos llegaban a las 400, y tenían que rascar el fondo, porque no les alcanzaba. Y que vieron algo más: “En la plaza Sarmiento hay una particularidad; no solamente vienen a comer los que están en la calle, sino los que andan de paso. Los que van a trabajar y nos dicen: «Gracias por este plato comida, yo hoy me ahorro la comida esta noche». ¿Sabés cómo te toca eso?”.

Un día –se sigue acordando– pasó un muchacho que salía de trabajar y ya no tenían bandejas: se llevó la comida para el hijo en una bolsa de plástico. “Te duele eso”, lamenta.

“Nosotros estamos, lo hacemos. Tratamos de no meternos tanto en los problemas, en la piel de la gente porque si no, no llegamos”, admite. Y le agradece a su propio padre, que le enseñó a valorar el un trozo de pan. “Porque un día podés llegar a no tenerlo”, cuenta que le repetía, y que todo lo que dejaban de usar, seguramente “a otro le sirve”.

Por eso es también la decisión de ir por “buena mercadería”, siempre: “Nosotros hacemos la comida como si la comeríamos nosotros”.

Y reflexiona: “Es otra guerra que estamos haciendo, que es la guerra contra el hambre, que es la peor. En la otra guerra que tuvimos nosotros, sabíamos con quién peleábamos. Acá no sabemos. Acá no sabés con quién peleás”.

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