Escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela: qué ocurrió, por qué y qué podría pasar

El aumento de la actividad militar estadounidense en el Caribe, las acusaciones de narcotráfico contra altos funcionarios venezolanos, incluido el presidente Nicolás Maduro, y la respuesta del gobierno bolivariano configuraron un escenario incierto en la región. La Doctrina Monroe revisitada

Internacional13/12/2025ClaudiaClaudia
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Si bien Estados Unidos y Venezuela mantienen una relación conflictiva desde hace años, en los últimos meses la situación escaló significativamente. El aumento de la actividad militar estadounidense en el Caribe, las acusaciones de narcotráfico contra altos funcionarios venezolanos, incluido el presidente Nicolás Maduro, y la respuesta del gobierno bolivariano configuraron un escenario incierto en la región. Aunque no hay indicios claros de una invasión inminente, el riesgo de una escalada está hoy más presente que nunca.

La cronología reciente comienza a inicios de agosto de 2025, cuando Estados Unidos ofreció una recompensa de US$ 50 millones por información que permitiera capturar a Maduro, acusado de colaborar con grupos narcotraficantes como el Tren de Aragua y carteles mexicanos.

A mediados del mismo mes, Washington incrementó su presencia naval en el Caribe con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico en rutas cercanas a la costa de Venezuela. La Cancillería venezolana denunció esto como “amenazas” que “no solo afectan a Venezuela, sino que ponen en riesgo la paz y estabilidad de toda la región”. 

Asesinatos en el mar y el controvertido Cartel de los Soles
La confrontación se profundizó el 2 de septiembre, cuando se produjo un ataque a una lancha venezolana, en la que, según el gobierno estadounidense, viajaban miembros de la banda criminal del Tren de Aragua transportando drogas ilegales. En la acción murieron 11 personas.

Hasta el momento, las operaciones estadounidenses ya provocaron la destrucción de al menos 22 embarcaciones y la muerte de 87 tripulantes. Esto último generó cuestionamientos sobre posibles violaciones al derecho internacional humanitario. El despliegue armamentístico actual incluye, al menos, una docena de buques de guerra, el portaaviones Gerald Ford, un submarino nuclear y unas 15.000 tropas.

La tensión creció aún más el 24 de noviembre, cuando el Departamento de Estado declaró al llamado “Cartel de los Soles” como Organización Terrorista Extranjera, acusando a Maduro y a altos funcionarios de liderarlo. La medida habilitó nuevas sanciones y restricciones contra el grupo y aquellos que se vinculen con él. Según algunos analistas, esta designación podría abrir la posibilidad de que Estados Unidos justifique legalmente su accionar, ya que sus operaciones no serían contra Venezuela, sino contra el “narcoterrorismo”.

El oficialismo venezolano negó la existencia de dicho cartel, y afirmó que Washington busca un cambio de régimen. Luego de ello, Maduro convocó a la movilización de la Milicia Nacional Bolivariana, en un impresionante alistamiento militar de cara a una potencial intervención estadounidense en el territorio nacional.

Cabe aclarar que la naturaleza del cartel también es cuestionada por algunos expertos y centros de investigación. Hasta ahora, muchas de las acusaciones –por narcotráfico, corrupción institucional, violencia, vínculos con otras bandas criminales– se basan en inteligencia estadounidense o informes internacionales, pero no existe un proceso judicial internacional con pruebas abiertas y verificadas que confirmen de modo definitivo todas esas imputaciones. 

El petróleo codiciado y la Doctrina Monroe
La última escalada ocurrió el 10 de diciembre, cuando Trump declaró haber incautado un buque petrolero frente a las costas de Venezuela. El buque fue acusado de transportar petróleo crudo de Venezuela e Irán, violando las sanciones impuestas por los Estados Unidos. Tras conocerse la noticia, Maduro denunció lo ocurrido como «un robo descarado y un acto de piratería internacional», que responde, según el presidente, a un plan deliberado de despojo de las riquezas energéticas venezolanas.

Este escenario no puede separarse de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional publicada por la Casa Blanca en noviembre de 2025. El documento afirma que el hemisferio occidental debe permanecer “bien gobernado y razonablemente estable” para evitar migraciones masivas hacia Estados Unidos, también destaca la necesidad de enfrentar a “narcoterroristas, carteles y organizaciones criminales transnacionales”, que el hemisferio permanezca libre de incursiones externas hostiles, que se protejan rutas críticas y se asegure el acceso estadounidense a “ubicaciones estratégicamente importantes”.

En palabras del propio texto, Washington buscará aplicar un “Corolario Trump” a la Doctrina Monroe.

A su vez, la estrategia plantea reconsiderar la presencia militar global para abordar amenazas en el hemisferio occidental, alejándose de conflictos cuya importancia relativa para la seguridad estadounidense es baja. En este sentido, buscan reforzar la presencia de la Guardia Costera y la Marina en la región, así como realizar despliegues focalizados, e incluso, consideran hacer uso de “fuerza letal” si fuera necesario. Todo ello nos sugiere que el despliegue armamentístico actual no es meramente circunstancial. 

La fuerza y el derecho internacional
Ahora bien, ¿hay posibilidad de una intervención directa? El derecho internacional sólo permite el uso de la fuerza en casos de autodefensa o mediante un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU; ninguna de estas condiciones está presente en este momento. Por ello, una intervención directa en territorio venezolano, si bien es posible, sería contraria al derecho internacional y, por lo tanto, podría ser cuestionada por una gran cantidad de actores del sistema internacional.

Los escenarios posibles son varios, los politólogos y analistas internacionales contemplan desde la continuidad de la presión militar sin intervención directa, hasta una escalada que derive en un conflicto abierto. Sin embargo, el futuro del conflicto sigue siendo incierto.

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