Monas y monos: la hermana de la célebre Cele Contreras y viuda del legendario Mono Grande, presa por narcomenudeo

Tiene 65 años y fue detenida en la misma cuadra donde un mes antes mataron a su hijo por una presunta deuda por consumo de drogas. La Fiscalía estima que era una de las personas que vendía estupefacientes al menudeo y quedó tras las rejas por dos meses. Su esposo, el legendario Mono Grande, es a quien la banda de Las Flores le debe su nombre

Policiales18/04/2025ClaudiaClaudia
criscontreras

La hermana de Celestina Contreras, la madre de los hermanos Pájaro, Guille y Dylan Cantero, célebres líderes de la banda de Los Monos, fue imputada por microtráfico. La fiscal Juliana González señaló que la mujer vendía a los consumidores junto a otras personas, algunos de ellos familiares.

Luego de un acuerdo entre las partes, se dispuso un arresto preventivo de Cristina Rita Contreras por 60 días mientras discuten una salida alternativa. En la audiencia, su defensa solicitó que no la alojaran en el mismo lugar donde se encuentra un mujer vinculada a la causa por el crimen de su hijo ocurrido el mes pasado.

Cristina tiene 65 años y fue detenida la semana pasada cuando personal policial la paró en la calle de su casa, ubicada frente a la comisaría 32a, en barrio Godoy. Este jueves fue imputada por microtráfico.

Según la investigación, al menos desde fines de agosto del año pasado hasta su detención el 10 de abril pasado, participó de una asociación ilícita junto a su hijo Miguel Ángel Fernández, Jair Emanuel «Lolo» A., Damaris Micaela Fernández y otras personas aún no identificadas.

Esta organización se dedicaba, entre otros hechos delictivos, al acondicionamiento, fraccionamiento y posterior venta al menudeo de drogas en barrio Godoy, dijo al funcionaria.

Para la fiscalía, esta mujer, junto a Damaris y Miguel Ángel Fernández, se dedicaban a la venta de drogas al menudeo en dos casas ubicadas en calle Uriarte al 7800. En ese lugar, además se encontraba un joven que oficiaba de soldadito.

La investigación determinó que Jair Emanuel A. era el encargado de llevar las dosis para su venta a estos domicilios y desde allí estas personas las comercializaban.

González imputó a la mujer por el delito de comercialización de estupefacientes. Tras la sindicación fiscal, la funcionaria habló de un acuerdo con la defensora de la mujer en cuanto a la medida cautelar. Estipularon un plazo de 60 días, mientras trabajan en una salida alternativa al caso.

El crimen de su hijo
Su hijo se llamaba Gustavo Esteban Fernández. Lo asesinaron frente a su madre y otros familiares en la puerta de su casa de barrio Godoy. Primo de Ariel «Guille» Cantero -preso desde hace doce años- y Claudio «Pájaro» Cantero -este último asesinado en 2013-, tenía una deuda por drogas y los investigadores estiman que ese podría ser el móvil del crimen.

Gustavo tenía 47 años y el 10 de marzo llegó hasta su vivienda de Uriarte y Campodónico una moto con dos ocupantes. Uno de ellos le disparó al menos ocho veces. Además hirieron a Rodrigo B.

La pesquisa señaló como tirador al hijo adolescente de otro «pesado», Claudio «Morocho» Mansilla, quien iba de acompañante. El chico cayó algunos días después y quedó a disposición de la Justicia de menores.

Por el crimen, que involucra a las dos principales organizaciones delictivas de la ciudad -Monos por un lado y Esteban Alvarado por otro, ya que se considera a Mansilla como uno de sus lugartenientes- hay seis personas involucradas, que además quedaron vinculadas a una causa por microtráfico.

El asesinato de su sobrino
Mario “Marito Pino” Fernández tenía 42 años, era sobrino de de Cristina Contreras y primo de Gustavo Fernández. Su nombre, y el de su familia, figuran en el origen de las peleas en zona sur que ya nadie recuerda. Cuando las peleas y las balaceras todavía no tenían que ver con el tráfico de drogas y, las balas y las puñaladas, rondaban el honor y los robos, sobre todo de caballos. Viejos cuatreros que mutaron en narcos, una actividad a la que se abocaría las generaciones siguientes con más impulso. Es que en el comienzo, el de las drogas no era el más rentable de los negocios y para muchos representaba una de las tantas cosas que ofrecía como opción el crimen no tan organizado.

A Marito Pino, los viejos pesquisas lo caracterizan como un avezado gatillero. Allá por el 2000, cuando tenía 19 años, figuró en expedientes por tres crímenes, todos en el contexto de la lucha por dominar el territorio de zona sur entre las bandas de Los Monos, los Garompa y Los Colorados, los históricos lugartenientes de la zona cuando las bandas eran marginales en el extremo sur de la ciudad.

La Justicia sólo lo condenó en la primavera de 2001 a 15 años por el crimen de Sergio Rivero, hermano de uno de los líderes de Los Garompa.

Marito Pino se mantuvo fuera del radar de las crónicas policiales hasta diciembre de 2023, cuando su casa, la misma donde ayer lo asesinaron, fue allanada en el marco de la causa de Luciano “Lucho” Cantero, hijo del Pájaro y sindicado como el heredero del clan.

Al día siguiente del operativo fue destinatario de una amenaza que le dejaron después de que balearon el frente de la comisaría 19°. Fue a 500 metros de su domicilio, también en barrio Moderno, y decía: “Mario, Pino dejá de batir a la cana, plantate gil”. Como instigador de esta balacera fue imputado dos meses después Francisco “Fran” Riquelme, un lugarteniente del capo narco Esteban Alvarado.

Un año más tarde, el pasado 22 de enero, Marito Pino fue acribillado por los ocupantes de un auto en Rivero al 5700. Fueron al menos ocho balazos que hicieron blanco en su espalda y piernas y lo dejaron agonizante. A las 19 y casi al mismo tiempo que se conoció que Marito Pino había fallecido en la guardia del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), la Policía encontró un Ford K color gris abandonado en la esquina de avenida Francia y Acevedo, en el sudoeste. Lo secuestraron porque era similar a los que usaron los homicidas de Marito y lo primero que encontraron fue una especie de vaina servida en el asiento delantero.

El Mono Grande
El esposo de Cristina Contreras era Juan Carlos Fernández, alias Mono Grande. Por él los vecinos de Las Flores Sur apodaron a la gavilla que conducía como Los Monos. Asentado en la llamada Peatonal del Porro, Estrella Federal al 1900, a apenas metros de la seccional sub 19a, la comisaría del barrio, el clan Fernández se unió en las tropelías al clan Cantero luego de que Celestina Contreras formara pareja con Ariel «Viejo» Cantero, y ambos se asentaran en Las Flores Este, antes de mudarse a un descampado de Circunvalación y bulevar Oroño para dar origen con otras familias al barrio La Granada.

A fines de los 90 los episodios de violencia aumentaron, y mientras el Viejo Cantero salía de la cárcel al sortear una acusación por el crimen de Jorge «Metralleta» García y volvía a caer preso en Corrientes cuando pretendía volver a Rosario con una carga de marihuana, en Las Flores Sur se sucedían los crímenes atribuidos a Los Monos. Uno de ellos fue el de Juan Carlos «Rengo» Cantero, sin parentesco con Los Monos.

Por ese caso le allanaron la vivienda al Mono Grande y Cristina y la Policía dijo haberle sacado de la ropa a la mujer tres armas: una pistola 11.25, otra 9 milímetros y un revólver calibre 38. Así la mujer, 25 años atrás, quedó imputada por tenencia de arma y su marido bajo investigación por el asesinato. En 2003 Juan Carlos Fernández murió ahogado en la desembocadura del arroyo Frías en el río Paraná y el Viejo Cantero asumió el control del grupo delictivo.

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email