No es ciencia ficción: el gobierno le va a pagar sobresueldos a funcionarios y jefes que despidan trabajadores en sus áreas

Horas después de que la Confederación General del Trabajo (CGT) anunciara un nuevo paro general contra el gobierno de Javier Milei, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, expuso en Santiago de Chile, y utilizó el atril para pergarle duro a los sindicatos. Además, el funcionario del gobierno de La Libertad Avanza, oriundo de Rufino y oriundo de la UCR, adelantó que la “motosierra” se acelerará este año: “Vemos cada área en particular para decidir si la mantenemos o no. Este proceso de reconversión del Estado va a tener más velocidad que en el primer año”, anticipó. Y ya lo está cumpliendo: a través de una resolución administrativa que firmó junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al ministro de Economía, Luis Caputo, el gobierno aprobó el pago de un bono a los cuadros superiores de la administración pública nacional que despidan subalternos. El “premio” quedó instituido a través de la decisión administrativa 7/2025, publicada en el Boletín Oficial de este viernes 21 de marzo, y en su artículo 2º establece que recibirán “unidades redistributivas” quienes descollen en “productividad, iniciativas o méritos relevantes que redunden en una mayor eficacia en su desempeño”; y en su artículo 5º que habrá sobresueldos para “autoridades superiores” que generen “ahorro presupuestario” a través de la “reducción de dotación de personal” de su área. UPCN, el gremio del Estado enrolado en la CGT, adhiere a la huelga general declarada para el próximo 10 de abril. Y para ATE, que forma parte de las dos CTA, además de sumarse al paro lo consideró una declaración de guerra.

En su disertación en una conferencia del Centro de Estudios Públicos (CEP), en Providencia, Chile, se vio un Sturzenegger en estado puro: la charla se presentó con el título: “Las lecciones desde la Argentina de Javier Milei y propuestas para Chile”. Providencia es una comuna del norte del Gran Santiago, que se caracteriza por tener residentes de un nivel social medio-alto, y de ahí hacia arriba. Un auditorio acorde a Sturzenneger, quien fue anunciado como “el ministro de la motosierra”.

Y estuvo a la altura. Describió, por ejemplo su visión del país: “Hemos sido un desastre en el tema económico. En los 70 éramos más ricos que Chile y pasamos a ser más pobres”.

No habló de su colaboración para ese diagnóstico como funcionario público, en una larga trayectoria que lo tuvo como economista jefe en YPF en 1995; o como secretario de Política Económica del Ministerio de Economía en 2001, cuando participó de la operación de deuda conocida como “Megacanje”, que siguió al “Blindaje financiero”, con una cosa más ruinosa que la otra. Su firma está en el decreto 648/2001, lo que le valió, años después, un procesamiento judicial por haber aumentado la deuda en forma sideral.

En 2008 Sturzenegger fue presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires: la Legislatura porteña lo citó por otro escándalo, la acumulación de denuncias de que la institución otorgó créditos hipotecarios preferenciales a funcionarios. Antes el gremio bancario se había enfrentado con él por su gestión, que arrancó desde el vamos con despidos, no reconocimiento del adicional por antigüedad a trabajadores, y un régimen de promociones que desconocía la carrera bancaria.

Y su gestión de dos años y medio como titular del Banco Central (BCRA), con ingreso ya como ex diputado PRO en diciembre de 2015 y salida obligada en junio de 2018, también se inició con claros beneficios a un sector de la economía: levantó los controles de capitales (el famoso “cepo”) y lanzó un régimen de metas de inflación con tipo de cambio flotante. La aventura terminó con fuga de capitales, escasez de dólares, alta inflación y su propia eyección, con el gobierno del entonces presidente Mauricio Macri reponiendo el cepo y acudiendo al Fondo Monetario Internacional.

 Un perseverante

Sin reconocerse a sí mismo como alguien que está cumpliendo tres décadas de tránsito por la función pública, Sturzenegger describió a la Argentina como “el Triángulo de las Bermudas”. Y describió: “Uno de los vértices es la casta sindical, que se lleva el 5% de la masa salarial por mes. Luego está la casta empresarial, aunque parte de ella es víctima. Este sistema tiene un gran gestor político: el partido peronista, el partido de las castas, del statu quo”.

Frente a ello, describió su remedio de cabecera, que aplicó en diferentes gestiones, siempre con el mismo (mal) resultado para las mayorías: ajuste fiscal y desregulación económica. Los describió como “pilares” de la gestión del presidente Javier Milei, que vienen a resolver una “estructura de poder enquistada” en la Argentina. “Si miran a los líderes sindicales de hace 40 años, son los mismos. Y si miran a los empresarios, también. La Argentina tiene una estructura de poder muy estable”, sostuvo.

Subrayó que esa red de privilegios está sostenida por normativas y que el objetivo del gobierno es desmontarlas. “Está hecha por ley y hay que desarmarla”, afirmó. Agregó que su equipo está revisando “todas las regulaciones” para modificarlas o, directamente, “eliminarlas”.

Abundó también que el ajuste fiscal se logró eliminando transferencias discrecionales, paralizando la obra pública y reduciendo el empleo estatal. “Muchos candidatos en Latinoamérica nos llaman para ver cómo abordar el déficit fiscal. Dicen de bajarlo un punto por año y yo pregunto: «¿Por qué no cinco en un mes?»”.

El ministro negó que el recorte haya sido impopular. “La gente está cansada de pagar impuestos a un Estado que no le da nada. Teníamos militancia rentable, ñoquis. Cerrar eso es popular”, se vanaglorió.

También rechazó que el ajuste haya generado recesión. “Cada peso que el gobierno gasta es un peso que le saca a la gente. Cuando bajamos el gasto, bajamos impuestos. La gente sintió menor carga tributaria y se lanzó a gastar”. Todos los relevamientos de 15 meses a esta parte, miden baja del consumo.

 Mojando la oreja

Sturzenegger describió como “alucinante” su “experiencia” junto al presidente Milei. Puede que igual caracterización le quepa a la decisión oficial de pagar un sobresueldo a jefes y funcionarios que despidan a trabajadores. ATE ya salió a denunciar una ola de potenciales cesantías que arrasaría con 50.000 puestos de trabajo, cuyos contratos vencen el 31 de marzo. Frente a ello anticipó una huelga para este jueves 27, con movilización, precisamente hacia el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado.

El secretario general a nivel nacional, Rodolfo Aguiar, fue contundente: “Los estatales no podemos esperar hasta abril. Tenemos que evitar que a fin de mes el gobierno ejecute un nuevo recorte en el Estado”.

El encono que el más antiguo de los dos gremios estatales ensaya en Sturzenegger tiene que ver también con sus intentos fallidos: el gobierno de LLA implementó el Sistema de Evaluación Pública (SEP), por el cual “41.532 trabajadores estatales” que cumplen tareas en la ciudad de Buenos Aires rindieron examen y “el porcentaje de aprobación ya supera el 98%”, sostuvo Aguiar.

“Los reyes del achique y los recortes se gastaron más de 2.500 millones de pesos para estigmatizarnos a los empleados públicos y no pudieron. Fracasaron, porque rindieron todos bien”, subrayó el dirigente sindical,

Y exigió que no se implementen las evaluaciones en el resto del país: “Los maestros de la eficiencia acaban de derrochar cuantiosos recursos públicos en evaluaciones de desempeño que nunca tuvieron sentido”, insistió.

“Cualquiera podría haber anticipado el resultado con solo saber que se les exigía que prueben su idoneidad a trabajadores con 5, 10, 15 y hasta más de 20 años de antigüedad”, completó.

En esta línea, Aguiar concluyó: “Parece que finalmente los burros no éramos los trabajadores, sino los funcionarios que empezaron a ingresar hace poco más de un año. A esta altura podríamos hablar de criptoexámenes, porque terminaron siendo una verdadera estafa para toda la sociedad. La plata que gastaron proviene del pago de impuestos de todos los argentinos de bien. Imaginamos que después de demostrado este perjuicio multimillonario, alguien va a renunciar”.

Pero a Sturzenegger el detalle parece tenerlo sin cuidado. En un año de gestión, el gobierno de Milei mostró el detalle de los despidos, ajustes, cierres y desguace del Estado. Más de 200 reparticiones se borraron del mapa y su cierre es más que defendido, celebrado por funcionarios. Las áreas especializadas en políticas de género fueron de las más afectadas.

“A medida que vamos revisando las estructuras de cada Ministerio nos encontramos con excesos, duplicaciones y áreas totalmente innecesarias. Durante el 2024 ya eliminamos más de 200 áreas (Direcciones Nacionales, Direcciones y coordinaciones) que tenían funciones duplicadas u obsoletas y casi 100 Secretarías y Subsecretarías” publicó en la red social X el secretario de Transformación del Estado y Función Pública, Maximiliano Fariña.

“Nos encontramos con áreas que cumplían funciones o tareas que puede hacer el sector privado o con otras que directamente cumplían funciones que le corresponden a las provincias o municipios, rompiendo el federalismo”, agregó.

Y Sturzenegger comentó la publicación: “Pasen y miren. Van a reír y van a llorar. Advertencia: no apto para personas impresionables. Gracias al secretario de Transformación, Maximiliano Fariña, que junto a cada una de las áreas de gobierno (imposible mencionarlas todas acá) logró estas adecuaciones”, celebró.