Brasil: productores desechan kilos de alimentos por los bajos precios

Papas, tomates, cebollas, sandías y papayas son descartados debido a la sobreoferta y los bajos precios que no cubren los costos de producción

Internacional22/02/2025ClaudiaClaudia
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En las últimas semanas, Brasil enfrentó una situación alarmante: toneladas de alimentos, como papas, tomates, cebollas, sandías y papayas, están siendo desperdiciadas debido a la sobreoferta y los bajos precios que no cubren los costos de producción. Este fenómeno, que se repite en varios estados, incluyendo San Pablo, generó indignación y preocupación en la sociedad.

«Videos que muestran a agricultores tirando alimentos para mantener los precios altos se viralizaron en redes sociales. La estrategia busca manipular la oferta y la demanda, creando escasez artificial para aumentar los precios. “El objetivo es manipular la oferta y la demanda causando escasez. Resultado: el precio sube. ¿Y quién paga la cuenta? Tú”, denunció un usuario en redes sociales.

Simone Silotti, productora agropecuaria y creadora del proyecto “Haz un bien increíble”, que conecta a agricultores con instituciones que ayudan a personas en situación de vulnerabilidad, confirmó la gravedad del problema. Según Silotti, los alimentos que más se están desperdiciando son hortalizas como tomates, cebollas, morrones y papayas.

“La comercialización de productos hortícolas como cebollas, tomates y otras verduras sigue siendo uno de los mayores desafíos para los productores rurales”, explicó Silotti. “La fluctuación de los precios, a menudo determinada por factores externos como el clima, el exceso de oferta y la logística ineficiente, genera inestabilidad y pérdidas”.

Silotti destacó que Brasil es uno de los mayores productores de alimentos del mundo, pero también lidera un ranking preocupante: es uno de los países que más desperdicia alimentos. Según un artículo publicado en Forbes, alrededor del 30% de la producción agrícola nacional se pierde antes de llegar al consumidor. Entre las causas principales se encuentran la falta de infraestructura adecuada para el almacenamiento y el transporte, así como los estándares estéticos que descartan alimentos perfectamente consumibles.

El impacto en los agricultores y los consumidores

Marcelinho Theodoro, un productor de pimentón, relató en un video viral la difícil situación que enfrentan los agricultores. “Todo es costo. El transportista viene aquí y tiene un costo. La única cosa que el productor no tiene es margen”, dijo Theodoro y explicó que el pimentón colorido, que se vende a 2 reales por kilo en el campo, llega a los supermercados a un precio de entre 18 y 20 reales por kilo. “El margen es muy grande, y el brasileño está descapitalizado. Ahí está el motivo de lo que está pasando”, lamentó.

Los productores de tomate también expresaron su frustración. Mientras que el kilo de tomate se vende a más de 7 reales en los supermercados, los agricultores reciben un precio mucho menor por su producción. “Si los mercados bajaran un poco el precio, los consumidores consumirían más y evitarían que sucediera esta situación de tener que tirar el tomate”, señaló uno de ellos.

Crecimiento económico y desperdicio: una paradoja

A pesar de esta crisis en el sector agrícola, la actividad económica de Brasil creció un 3,8% en 2024, según un informe del Banco Central. Sin embargo, este crecimiento no evitó el desperdicio masivo de alimentos ni resolvió los problemas estructurales que afectan a los pequeños y medianos productores.

Silotti enfatizó la necesidad de encontrar soluciones para evitar el desperdicio y garantizar que los alimentos lleguen a quienes más los necesitan. “A menudo, los productos perfectamente consumibles se dejan de lado porque no cumplen con los estándares estéticos del mercado o por la ausencia de canales de distribución eficientes”, señaló.

Su proyecto, “Haz un bien increíble”, rescató más de 450 toneladas de alimentos que habrían sido desechados, destinándolos a comunidades vulnerables. “Al unir el campo y la ciudad, este movimiento no solo reduce el desperdicio, sino que también genera un impacto social positivo y contribuye a un modelo agrícola más resistente y eficiente”, concluyó.

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