Alerta agroclimática: el invierno comenzaría con menos heladas y más lluvias en el centro de Argentina

El informe de la consultora AZ Group proyecta temperaturas superiores a lo normal y lluvias crecientes hacia julio en Argentina. Claves climáticas para el agro en el trimestre mayo-julio.

Clima10/05/2025ClaudiaClaudia
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El trimestre mayo-julio se desarrollará bajo condiciones climáticas que marcan un punto de inflexión para el agro. Según el meteorólogo Leonardo De Benedictis, “luego del final de La Niña, el océano Pacífico central ha entrado en una fase Neutral del fenómeno ENSO, y eso redefine las reglas de juego: ya no es el patrón global el que domina, sino las condiciones regionales”. Esta transición, aunque aún en curso, podría favorecer la producción agrícola de invierno en zonas claves del país.

Durante abril, las precipitaciones en Argentina mostraron una distribución desigual, con registros por debajo de lo normal en el centro y norte del país, aunque con una mejora significativa en los niveles de humedad acumulada.

De Benedictis advierte que “el índice SPI, que mide la anomalía de lluvias, refleja una recuperación hídrica generalizada. Incluso se detectaron excesos puntuales en algunas regiones. Sin embargo, el este de Paraguay y el sur de Brasil continúan bajo déficit hídrico acumulado, arrastrando meses con niveles inferiores a los normales”.
Para mayo y junio, el modelo proyecta lluvias dentro del promedio, pero lo más destacado es que julio podría mostrar un aumento en la actividad pluvial, especialmente en la zona núcleo agrícola argentina. Esta tendencia, de confirmarse, puede ser determinante para el inicio de la campaña fina, ya que la humedad en el perfil del suelo y el riesgo de heladas suelen definir las fechas de siembra y la estrategia de fertilización.
En paralelo, las temperaturas medias del trimestre se mantendrán por encima de los valores históricos, lo que reducirá la frecuencia de heladas durante mayo y junio. De Benedictis destaca que el mapa térmico muestra anomalías positivas en gran parte del país, con valores que incluso en julio podrían ser muy superiores a lo habitual.

Esta situación ofrece un escenario favorable para la implantación de cultivos de invierno, como el trigo, pero también exige monitoreo de plagas y enfermedades que podrían adelantarse por las condiciones más templadas.

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El análisis también contempla el comportamiento en Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay. En Brasil, el panorama es más complejo: si bien se espera una normalización de las lluvias en junio y julio, mayo mantendría déficits importantes, sobre todo en zonas agrícolas del sur y centro del país. Además, el trimestre será cálido, lo que puede impactar en el desarrollo de cultivos como la caña de azúcar o el maíz safrinha.

En Uruguay, se observan precipitaciones levemente inferiores al promedio, aunque con una tendencia más cercana a la media en mayo. La temperatura también será superior a lo normal, lo que limitará la ocurrencia de heladas tempranas. En Paraguay, el pronóstico no es alentador: las lluvias seguirán por debajo del promedio en todo el trimestre, aunque en julio podrían mostrar una incipiente recuperación. Las temperaturas también estarán por encima de lo habitual, salvo en el oeste del país durante junio, donde podrían darse algunos descensos puntuales.

En Bolivia, el trimestre muestra una gran variabilidad. En mayo, las lluvias serían escasas, pero en junio y julio se acercarían o incluso superarían los valores normales. La temperatura se mantendría dentro del promedio, aunque mayo sería algo más frío.

Impacto global: señales mixtas desde Estados Unidos y Australia
El informe también ofrece una mirada sobre los principales países productores a nivel global. En Estados Unidos, abril dejó un panorama contrastante: lluvias escasas en el centro y oeste, y valores aceptables en el este. El cinturón maicero, en particular, tuvo buenas lluvias, pero hay alerta por el deterioro hídrico en el sudoeste, donde los seis meses acumulados de escasez ya preocupan.

De cara al próximo trimestre, las precipitaciones seguirán levemente por debajo del promedio, con riesgo de que el déficit afecte la implantación de los cultivos de verano si persiste. Además, se prevén temperaturas por debajo de la media, lo que podría generar ingresos de aire frío más frecuentes y heladas tardías, complicando la primavera agrícola.

Australia, en cambio, se encuentra en una situación sólida. Tras lluvias excesivas en los meses anteriores, las condiciones hídricas siguen siendo óptimas en las regiones productivas. Aunque abril presentó un leve retroceso en las precipitaciones, el trimestre mayo-julio muestra una tendencia a la normalidad o incluso una leve mejora, especialmente en junio. Las temperaturas estarán por debajo de la media, lo que podría anticipar fríos tempranos, pero no comprometería la producción, dado el excelente estado de los suelos.

Claves para el productor: planificación y monitoreo dinámico
El escenario agroclimático del trimestre mayo-julio 2025 obliga a un ajuste fino en la planificación productiva. La combinación de temperaturas elevadas y lluvias que podrían intensificarse hacia julio configura un contexto ideal para avanzar con los cultivos de invierno, siempre que se tomen en cuenta los riesgos sanitarios asociados a la menor ocurrencia de heladas.

Asimismo, para quienes aún están cerrando la cosecha gruesa, el comportamiento del clima en mayo será decisivo para evitar pérdidas en zonas donde la humedad no fue suficiente en abril. También es importante considerar que las decisiones de cobertura o fertilización deberán adaptarse a esta nueva normalidad climática, sin un patrón ENSO claro, pero con fuerte influencia zonal.

La recomendación general es continuar monitoreando los reportes climáticos mensuales, priorizar el seguimiento satelital de humedad de suelos y consultar proyecciones regionales actualizadas. En un año en el que el clima global entra en una fase neutral, la ventaja será de quienes lean con precisión el comportamiento local.

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