A la selección le alcanzó con Messi, Di María y un buen segundo tiempo

Le “mojaron la oreja” inesperadamente y los campeones del mundo desplegaron algo de la jerarquía que posee, para cambiar la historia y meter un 4 a 1 que pudo ser mayor. El jueves debuta en la Copa América ante Canadá en Atlanta.

Deportes 14/06/2024 Claudia Claudia
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Esa sorpresa inicial del gol en contra de Lisandro Martínez que cayó como un baldazo de agua fría, inesperado y sorpresivo, no tenía demasiado recorrido. Se sabía que no era definitivo. Y que iba a motivar la reacción lógica de un equipo que ni se inmutó ante el gol de Guatemala y fue a revertir la historia con un rendimiento que no empezó siendo bueno, pero que fue mejorando a medida que pasaron los minutos.

El regalito del arquero que Messi aprovechó para convertir “el gol más fácil de su carrera”, fue el bálsamo para aquella sorpresa inicial. Y Argentina se tranquilizó para comenzar a pensar de qué manera se podía vulnerar ese esquema cerrado de Guatemala, ubicado en no más de 20 o 30 metros de la cancha para achicar espacios y cortar caminos.

Frente a esto, Argentina apostó al pase corto. Aún así, le costó mucho generar situaciones de peligro. Llegó al segundo gol en una clara infracción que le cometieron a Carboni, de buen trabajo abriendo la cancha por derecha aunque con la obligación, por su condición de zurdo neto, de encarar siempre hacia adentro.

Por allí también se recostó Messi, por lo que entre él, Carboni y la subida de Molina, el equipo encontró cierta profundidad por ese sector derecho cuando quiso abrir la cancha, algo que no fue frecuente en ese primer tiempo de dominio territorial argentino, aunque sometido a las réplicas de una selección de Guatemala que esperó y cuando recuperó la pelota, apostó a la salida en velocidad para tratar de encontrar mal parada a la defensa argentina, que no mostró mucha seguridad.

Nicolás González se ubicó como marcador lateral por izquierda pero no se proyectó mucho; en el medio, MacAllister y Enzo Fernández se repartieron la mitad de la cancha, con Lo Celso tratando de encontrar su lugar unos metros más arriba y sin abrirse demasiado.

Y Lautaro Martínez pudo, por fin, sacarse la “mufa” cuando Messi –en muy buen gesto- le cedió la chance de ejecutar el penal que le dio el 2 a 1 parcial de ese primer tiempo que se consumió no sin antes darle otra chance a Messi con un tiro libre muy bien ejecutado que se estrelló en la base del poste derecho del arco guatemalteco.

Los cambios y la aparición de espacios que no hubo en el primer tiempo, le dieron a la selección la chance de establecer las diferencias lógicas que hay entre las dos selecciones. El ingreso de Di María potenció el gran nivel de Messi, figura indiscutida del partido. Messi participó en una excelente jugada colectiva que arrancó en Enzo Fernández, siguió en Messi y terminó con el segundo de la cosecha de Lautaro Martínez y, enseguida, llegó una obra maestra de dos socios perfectos de esta selección como son Messi y Di María.

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El pase de Angelito fue notable, casi “quirúrgico” para dejarlo solo a Messi y la definición del “10” resultó notable, picando la pelota por encima de un arquero indefenso, que había tenido un par de buenas intervenciones pero que terminó de rodillas ante una Argentina avasallante en ese segundo tiempo de goles y superioridad.
El gol tempranero de Guatemala fue la “mojada de oreja” que aportó un rival que seguramente, allá en el fondo, sabía que era un dulce que le tiraban para dejarlo contento por un ratito, pero que de inmediato se le iba a caer encima el peso específico de un campeón del mundo que ni siquiera necesitaba de ese golpe para reaccionar.

Es virtuoso el proceso y no sabe de partidos oficiales o amistosos. Siempre Argentina deja algo. Y máxime cuando se juntan Di María y Messi, una sociedad que reedita las mejores de la historia y hasta logra superarlas. Alguna vez lo escribí y lo repito: estos muchachos se potencian cuando se juntan. Han logrado una conjunción, una simbiosis, un nivel de entendimiento y complicidad futbolera que nos deja muy tranquilos de cara a la exigencia mayúscula de una Copa América en la que el rival a vencer será Argentina.
Es cierto que el nivel del rival es inferior, que vendrán exigencias muy diferentes y que pueden aparecer dificultades en el camino. Pero este equipo no se apaga, no se diluye, no se conforma y no se aletarga. Tiene a Messi siempre genial y dispuesto a ser figura, como lo fue ante Guatemala. El primer tiempo no fue bueno, pero ya el equipo ganaba. En el segundo, las diferencias se acentuaron, aparecieron los espacios y el equipo caminó por ese terreno de virtuosismo que todos esperábamos.

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